Una conciencia social que busque identificar y abordar injusticias, desigualdades y problemas sistémicos, como el racismo, el sexismo o la discriminación, es humana, razonable y deseable.
Informarse sobre problemas sociales e históricos puede ayudar a una comprensión más profunda de las dinámicas de poder, desigualdad y privilegios, lo que puede permitir a la persona tomar decisiones más informadas y empáticas.
El compromiso con causas sociales proporciona una sensación de propósito y alineación con valores éticos, como la justicia y la equidad, y ello puede generar satisfacción personal y un sentido de contribución al bienestar colectivo.
La actitud «woke» puede conectar a la persona con comunidades que comparten sus valores, fomentando relaciones sociales y redes de apoyo y esa participación puede crear una sensación de pertenencia a un grupo que considera importante.
Ser percibido como «woke» puede otorgar credibilidad social o moral, especialmente en entornos donde la justicia social es valorada. Esto puede traducirse en sensación de respeto o influencia dentro de ciertos grupos.
Sin embargo, esa dedicación a otros, en ocasiones puede causar un efecto distinto al deseado y en vez de obtener un beneficio para los demás y/o para uno mismo, puede resultar en un perjuicio para los demás o para uno mismo. Una actitud inteligente, una actitud ingenua, una actitud estúpida y una actitud malvada pueden convivir con facilidad en una misma persona dependiendo de los resultados que obtenga.
Porque informarse no es lo mismo que aceptar la rigidez ideológica que rechaza otras perspectivas sin un análisis crítico, restringe la libertad y puede llevar a situaciones de estrés o ansiedad al percibir con agobio la imposibilidad de sostener el dogma aceptado como inamovible.
Porque la abundancia y evidencia de injusticias sociales puede producir agotamiento emocional y polarización cuando se quiere mostrar la conducta woke como persona virtuosa y empática, al tiempo que puede percibirse el escepticismo o incluso el rechazo de otros.
Carlo María Cipolla, escribió un famoso tratado de los efectos de la conducta humana en su relación con los demás, que queda simplificado en este sencillo eje de coordenadas, ofreciendo una clasificación del resultado beneficio/perjuicio propio y ajeno, que sería conveniente no perder de vista.
Catástrofes recientes como las del Levante y Sur español en otoño de 2024, fueron rápidamente atribuidas al cambio climático como causante pero, como vamos a comprobar, la causa de la catástrofe no es ni tan simple… ni tan moderna.
El riesgo de que suceda una catástrofe es la probabilidad de que se materialice una amenaza a la seguridad de las personas o cosas y ello depende de su vulnerabilidad.
En el caso de las riadas con inundación la amenaza se cierne sobre las personas y los bienes expuestos a sus efectos; el peligro de pérdida de vidas, bienes muebles e inmuebles, infraestructuras, transportes y medios de vida (agricultura, industria, etc.). Si no existe amenaza o no existe vulnerabilidad, no hay un riesgo.
Analizar y gestionar el riesgo y establecer las medidas para mitigar sus posibles efectos, son los soportes en los que sustentar la seguridad de personas y cosas, por ello es necesario estudiar en profundidad el riesgo para obtener la mayor información posible sobre la amenaza y prevenir sus efectos, así como considerar todos los factores que pueden influir en las consecuencias y mitigarlas.
Dado que el nivel de amenaza de una riada por precipitación depende de la intensidad y duración de la misma, de la orografía y los cauces existentes o factibles para que el agua fluya o embalse libremente, de las previsiones meteorológicas y el conocimiento orográfico de la zona, la información existente sobre catástrofes anteriores en la misma zona puede aportar una ayuda fundamental. Es razonable pensar que la falta de información, sea por desmemoria o simplemente por ausencia de conocimiento, no es lo deseable para buscar soluciones al problema.
Aunque en el caso de las inundaciones de la zona sur de Valencia del 29 de octubre de 2024 si hay información abundante sobre similares catástrofes anteriores, es conveniente señalar algunas diferencias:
Mientras que los datos anteriores conocidos refieren avenidas imprevistas en el cauce del rio Turia, en octubre de 2024 la prevención del riesgo consiguió que el Turia no desbordase y las inundaciones se debieron exclusivamente a barrancos, especialmente el conocido como El Pollo.
Las condiciones de los cauces de uno y otros son diferentes: mientras que el río porta agua de manera continua, los barrancos permanecen secos y acumulando ramas, arbustos y sedimentos hasta que el agua fluye por ellos.
A efectos de vulnerabilidad la densidad de población así como la presencia de industrias e infraestructuras es muy diferente debido al tiempo transcurrido.
Y algunas similitudes:
La inundación se produjo en dos fases con una diferencia horaria en torno a las 6 horas.
Todas las inundaciones tuvieron lugar una vez terminado el verano.
Memoria histórica y climática al Sur de Valencia
En la región de Valencia desde el 16 de octubre de 1321 existen crónicas de riadas y sus efectos en la cuenca del Turia: 28 de septiembre de 1328, 6 noviembre de 1340, 17 agosto de 1358, 3 de noviembre de 1406, 25 de octubre de 1427, 28 de octubre de 1487, 20 de agosto de 1500, y la primera riada documentada en Valencia, que tuvo lugar el 27 de septiembre de 1517. En ésta última ya se reflejan dos constantes observadas en las sucesivas riadas de la zona: la época del año y la inundación en dos fases con una diferencia horaria de unas 6 horas, incluso conociendo algún caso de inundación en lugares sin precipitación previa.
En la Edad Media, incluso en la Edad Moderna era común la ignorancia sobre la causa de fuertes inundaciones, y lo achacaban a causas sobrenaturales, acrecentando supersticiones y mitos propios del desconocimiento.
Más tarde, a inicios del siglo XX, a los habitantes de la zona el desconocimiento de términos como «gota fría» o «DANA» o «calentamiento global» o «cambio climático», y mucho menos los efectos del calentamiento del Mediterráneo en verano y la llegada de vientos fríos del norte a finales de verano y otoño, en especial sobre las laderas del interior valenciano sobre la cabecera del Turia y los abundantes cauces aledaños de ramblas y barrancos, no les impidió ser conscientes de las trágicas consecuencias de las riadas, algo que a fuerza de repetición acabó arraigado en el subconsciente colectivo del Levante español.
El 28 de septiembre de 1949, en plena posguerra, una nueva riada se llevó por delante unas 2.000 chabolas ubicadas en el cauce del río Turia, en las que se suponía vivían de 8.000 a 10.000 personas, en su mayoría procedentes de otras regiones. En aquella ocasión se adujo que la miseria y la necesidad de la época habían coadyuvado al asentamiento en -o junto a- el cauce obviando los problemas conocidos de la zona. Y en 1957 la desmemoria volvió a actuar con terribles consecuencias.
Análisis para la gestión del riesgo
La concienciación por el cambio climático incide con fuerza en Europa, así la Directiva Marco del Agua de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), ha servido de base para la proliferación de multitud de agencias, organismos y empresas que desarrollan proyectos, estudios, directivas tendentes a reducir en lo posible el efecto del cambio climático sobre los ríos.
Entidades colaboradoras de la AEMA como European Center for River Restoration describen así el objetivo en su página web: [sic] «La restauración de los ríos tiene como objetivo restaurar el estado natural y el funcionamiento del sistema fluvial en apoyo de la biodiversidad, la recreación, la gestión de inundaciones y el desarrollo paisajístico.»
La misma ECCRdefine su propuesta de la«Gestión moderna del riesgo de inundaciones»:
Al reconectar arroyos y ríos a llanuras inundables, antiguos meandros y otras áreas de almacenamiento natural, y mejorar la calidad y capacidad de los humedales, la restauración de los ríos aumenta la capacidad de almacenamiento natural y reduce el riesgo de inundaciones. El exceso de agua se almacena de manera oportuna y natural en áreas donde se mejoran valores como el paisaje atractivo y la biodiversidad y se pueden mejorar las oportunidades de recreación. De esta manera, la restauración de los ríos contribuye directamente a las estrategias sobre el cambio climático encaminadas a mitigar los efectos de los flujos máximos y sequías crecientes y de las sequías.
La eliminación de presas y otro tipo de obstáculos no naturales en el curso de los ríos se plantea como una de las soluciones, siendo causa de debate entre quienes están a favor o en contra.
Para el derribo se se aduce la antigüedad y falta de mantenimiento, así como la idea de que las lluvias serán cada vez más frecuentes e intensas. Sin embargo, de las más de 500 presas derribadas en España en los últimos 20 años, y pese a las directivas y dotaciones presupuestarias no se conoce que se haya llevado a cabo la previa restauración de las cuencas fluviales afectadas como se recomienda.
La clase política, al exigir que la Naturaleza siga su curso natural, deja visible la disonancia entre lo que dice y lo que hace con los lechos de ríos y barrancos llenos de arbustos y cañas sin mantenimiento alguno y pretendiendo que el agua fluya libre.
¿Cómo puede afectar a inundaciones y sequías la existencia o no de una presa? La Naturaleza tiene algunas respuestas, aunque la inteligencia de un castor y un político no sean comparables.
Para evitar el riesgo de inundaciones o mitigarlo y dado que la mediocridad inherente a la partitocracia solo le permite desarrollar planes, crear agencias y organismos, manejar presupuestos y utilizar mutuamente las catástrofes contra el contrario ante sus electores , y visto que la amenaza de inundaciones no solo sigue presente sino que ellos mismos auguran que aumentará la frecuencia e intensidad de lluvia sobre cauces con restauración proyectada y presupuestada pero sin realizar, solo queda intentar reducir o eliminar la exposición al daño de personas, bienes, infraestructuras, energías, etc.
La previsión climática, la historia y la orografía siguen confirmando la amenaza y los planes e inversiones para reducirla, a día de hoy son, en la práctica, utopía; por tanto, para reducir el riesgo solo queda reducir en lo posible la vulnerabilidad de personas, bienes e infraestructuras expuestas a inundaciones.
La tarea no es sencilla debido a la elevada densidad de población, industrias e infraestructuras que se han ido asentando y construyendo en las zonas consideradas inundables hasta ahora, así como las aledañas susceptibles de serlo en un futuro próximo.
Sin embargo la solución que ya ha propuesto la partitocracia es sorprendente: olvidando no solo las catástrofes de siglos anteriores sino la de hace menos de un mes ha decidido presupuestar miles de millones para reconstruir todo lo destruido. Es decir: recuperar la vulnerabilidad para que el riesgo -al aumentar la previsión de la amenaza- sea mayor.
Por tanto, anunciar con trompetas ya comenzado el siglo XXI que la causa de la catástrofe en estas inundaciones es el cambio climático viene a ser lo mismo que en el siglo XIII atribuirlas a supersticiones o brujería. Que el cambio climático existe solo lo puede negar un necio, pero de ahí a equipararlo con brujería como causa de todo lo malo para hacer negocio va un abismo. La catástrofe requiere ambas partes: amenaza y vulnerabilidad, si aumenta la vulnerabilidad (más viviendas, más empresas, más infraestructuras, etc.) y a la vez aumenta la amenaza (más cantidad, más intensidad) lo que hace el riesgo es aumentar, es decir: la próxima vez será peor.
Creo que en la lista de responsables falta alguien…
¿Has tratado de imaginar el volumen de negocio y la cantidad de puestos de trabajo que genera la inseguridad que te rodea?
Solo el mundo de las alarmas genera unos 2.000 millones de euros al año.
Quizá te preguntes cómo es posible que los robos con fuerza en domicilio en España, según datos del Ministerio de Interior, bajasen de algo más de 113.000 en el 2016 a poco más de 72.000 en 2020 y que algo similar sucediera en los robos con fuerza en establecimientos, y que sin embargo España sea el país de Europa con mayor número de alarmas instaladas.
La explicación (estados de excepción aparte) para este curioso fenómeno está en una palabra gradualmente introducida y gradualmente normalizada: okupación. Así, con K.
Pero no es el número de usurpaciones de vivienda (no está entre los más altos de Europa) lo que ha provocado ese auge de instalación de alarmas, sino el tratamiento que se da policial y legalmente al hecho en si y el miedo que genera. Los medios de comunicación no escatiman recursos para dar a conocer continuamente casos de personas expulsadas ilegalmente de sus viviendas por otras personas que, incomprensiblemente, son amparadas policial y judicialmente merced a una presunta vulnerabilidad que debe ser protegida; amén de tener que sufragar el legítimo propietario servicios energéticos y/o urbanos a los ocupantes ilegales.
Y una vez creado el problema, aparece el miedo… y las «soluciones».
… por todo tipo de negocios que ven en esta forma de delincuencia una oportunidad.
Y todo ello respaldado con la inducción a la solidaridad emocional presentando a la totalidad de los ocupantes ilegales como personas vulnerables necesitadas del apoyo de la sociedad y apartando al olvido a los legítimos propietarios, a ser posible acusándoles de algún «delito» como ser «ricos» o «insolidarios» o incluso «ultrafachas».
Una sociedad que ha conseguido no solo crear, sino también sostener, un sistema que determine por ley qué puede recordarse y qué está prohibido, qué se debe decir y qué no puede ser dicho o qué lenguaje debe utilizarse según la parte del país en que uno se encuentre, es una sociedad que ha decidido abrazar las ideologías y abandonar las ideas.
Culpar de ello a los partidos políticos sería un error. Las 8 leyes de educación que llevamos en estas 15 legislaturas, debidamente aderezadas con ideologías que inoculan la bondad de la integración inversa de los inmigrantes y el rechazo solidario a la excelencia, presentada ésta como una lacra que divide las oportunidades han sido -son- la causa de nuestro liderazgo europeo del fracaso escolar, y no son producto de un partido, sino de un sistema.
Solo habiendo alcanzado los necesarios niveles de miseria en nuestro intelecto podremos «elegir» como líder para representarnos a cualquier mediocre que nos señalen, y solo así ese mediocre podrá crear gobiernos con criaturas menos desarrolladas que él mismo, con contables mafiosos, adictas al tinte tipo aurea mediocritas, chulos de lumias, coloca familias, vagos profesionales revientaobreros, terroristas, sediciosos y cualquier otra actividad que facilite la mediocridad sostenible.
Y no es necesaria ninguna dictadura, es ingeniería social.
La ventana de Overton es una teoría política que describe cómo se puede modificar la percepción de la opinión pública para que las ideas que antes se consideraban descabelladas sean aceptadas a largo plazo, vinculando una intervención gubernamental que se iría desplazando como un marco virtual desde el que observar el trayecto a recorrer desde el rechazo social profundo hasta la aceptación por la población como normal e incluso deseable.
En la presentación de esta teoría suelen utilizarse como ejemplos temas tabú, como la pederastia, el canibalismo o el incesto.
Como vamos a ver, la teoría también puede explicarse utilizando la idea de amnistiar el terrorismo para beneficiar a los terroristas. Veamos las 5 fases que propone Joseph Overton:
Etapa 1: de lo impensable a lo radical
En la primera etapa, la amnistía de los terroristas se encuentra por debajo del nivel más bajo de aceptación social de la ventana de Overton. La sociedad lo considera un práctica propia de inmorales, traidores o cómplices de los terroristas. Esta idea se considera repugnante y ajena a toda moral. En este punto, la ventana está cerrada y no se mueve.
Para comenzar con el cambio de opinión, se traslada la idea al ámbito científico (jurídico en nuestro caso), ya que para los científicos no deben existir temas tabúes. Así, la comunidad intelectual analizaría las tradiciones y rituales de otros países, a la vez que se señala un grupo radical de terroristas que son advertidos por los medios de comunicación.
Etapa 2: de lo radical a lo aceptable
Tras la etapa 1, la idea ha pasado de ser impensable a discutirse. En la segunda etapa, se persigue la aceptación de la idea. Con las conclusiones de los científicos, podrá calificarse de intransigentes a quienes se nieguen a adquirir conocimientos sobre el tema tratado.
Las personas que se resistan comenzarán a ser vistos como fanáticos que se oponen a la ciencia. Los intolerantes son condenados públicamente a medida que la idea va perdiendo sus connotaciones negativas, llegando incluso a cambiar el nombre de terrorismo por terrorismo respetuoso. Poco a poco, los medios de comunicación harían que el hecho de comer amnistitar terroristas pueda considerarse como algo aceptable y respetable.
Etapa 3: de lo aceptable a lo sensato
Consiguiendo que la amnistía a los terroristas se convirtiese en un derecho común, podría pasarse de una idea en principio inaceptable a algo sensato. Mientras tanto, quienes sigan oponiéndose a la idea seguirán siendo criticados. Estas personas pasarían a ser consideradas radicales que están en contra de un derecho fundamental.
Por otro lado, la comunidad científica y los medios de comunicación insistirían en que la historia humana está repleta de casos de perdón, sin que esto fuese extraño para esas antiguas sociedades.
Etapa 4: de lo sensato a lo popular
En estos momentos, la amnistía de los terroristas se convierte en un tema predilecto. La idea comienza a mostrarse en las películas, en series de televisión y en cualquier otro método de entretenimiento como algo positivo. A su vez, se ensalza a personajes históricos que hayan estado relacionados con estas prácticas. El fenómeno es cada vez más multitudinario, y continúa reforzando su imagen positiva.
Etapa 5: de lo popular a lo político
Finalmente, la ventana de Overton, cerrada al principio, se ha abierto de par en par. En esta última etapa comienza a prepararse la maquinaria legislativa que legalizará el fenómeno. Los partidarios de la amnistía de los terroristas se consolidan en la política y comienzan a buscar más poder y representación.
Así, una idea que en principio era impensable e inmoral en todos sus aspectos, ha llegado a establecerse en la conciencia colectiva como un derecho mediante una teoría que puede cambiar la percepción pública sobre cualquier idea, por disparatada que pueda ser.
Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.
(Tercera Ley Fundamental de la Estupidez Humana)
Cuando en su Tercera Ley Fundamental de la Estupidez Humana, C.M.Cipolla analiza Estupidez y Poder, no conviene caer en el error de pensar que los estúpidos son nuestros gobernantes. Si observamos con atención la gráfica propuesta de distribución de las cuatro clases en la especie humana, un político difícilmente estaría en el tercer cuadrante (los Estúpidos), sino en el primero o el cuarto: o Inteligente o Malvado.
«Como ocurre con todas las criaturas humanas, también los estúpidos influyen sobre otras personas con intensidad muy diferente. Algunos estúpidos causan normalmente sólo perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar daños terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras.»
No debemos olvidar que como «la probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona» (Segunda Ley Fundamental), siempre existirá una fracción Σ desconocida de estúpidos dispuesta a causar perjuicio sin obtener beneficio alguno a cambio.
«En el seno de un sistema democrático, las elecciones generales son un instrumento de gran eficacia para asegurar el mantenimiento estable de la fracción Σ entre los poderosos.
Hay que recordar que, según la Segunda Ley, la fracción Σ de personas que votan son estúpidas, y las elecciones les brindan una magnífica ocasión de perjudicar a todos los demás, sin obtener ningún beneficio a cambio de su acción. Estas personas cumplen su objetivo, contribuyendo al mantenimiento del nivel e de estúpidos entre las personas que están en el poder»
La cuarta Ley Fundamental de la Estupidez Humana, dice claramente:
«Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas.» y la Historia está repleta de la huella que los incautos van dejando.
Más de un año para que una potencia militar de primer orden se adueñe de una parte de un país vecino… pero empleando una contrata de matones. Un país invadido militarmente que tiene apoyo internacional, pero a cambio de no atacar al país invasor. ¿Complicado de entender?
Dos países vecinos y en manos de las respectivas familias mafiosas, Rusia y Ucrania, compiten por el acceso marítimo al Mar Negro, camino necesario para la conexión marítima con el Mediterráneo y por tanto vital para sus intereses económicos. Ponerse a luchar uno contra otro solo significa pérdidas económicas, cosa inadmisible en el negocio. Es indispensable para ambas partes financiar esa competición, y hay que representar una historia para que el resto del mundo participe… pero sin enterarse.
Para contar esa historia harán falta dos “protas” uno para cada bando: uno de los bandos será el de los malos y el otro, lógicamente, el de los buenos.
Para el bando de los malos los del casting han elegido un personaje con cara de malo de Spectra y lo presentan como leyenda de la inteligencia del KGB, que eso impresiona mucho.
Para el bando de los buenos, han elegido a un cómico y le han colocado un jersey de color de semblanzas militares.
El argumento elegido es el siguiente:
el malo alquila, lógicamente, los servicios de otro malo, de un anciano ruso que tiene un negocio que llama Wagner y que consiste en utilizar a desahuciados mentales y psicópatas reclutados en psiquiátricos y prisiones de Rusia para asesinar masivamente a cambio de aliviarles sus instintos básicos. El yayo se encargará de que sus psicópatas vayan a asesinar civiles en Ucrania, recreándose en el terror; pero no en cualquier sitio de Ucrania, no, solo en la zona costera del Mar Negro, y la más próxima a la península de Crimea. ¿Motivo?. Esto… pues no sé… ¿acabar con el nazismo imperante en Ucrania, quizá?. Puede servir. Total, va a dar igual…
Bueno, pues ya está financiado el bueno. ¿Y el malo? ¿Quién lo va a financiar?
Haciendo honor a su leyenda de retorcido hombre de la inteligencia rusa, el malo ya se encargó tiempo atrás de mover determinados hilos en la tierna Unión Europea de modo que la UE, entusiasmada en una mítica agenda para alcanzar el caos en el 2030, consiguiera tener fuerte dependencia energética de Rusia. Lo demás, ya es fácil: mira que hace frío… que te voy a cortar el gas… que no vais a tener para calentaros ni producir electricidad… Bueno… que puedo hacer un esfuerzo… vale… pues os seguiré vendiendo gas…. lo único que os va a salir caro de cojones…
Los actores que hacen de extras, que carecen de importancia son, por un lado miles de ucranianos civiles, mujeres, niños y ancianos y soldados y voluntarios ucranianos embriagados sobretodo de fervor patrio y coraje admirable. Por otro lado unos pocos soldados del ejército oficial ruso embriagados de vodka y temor a sus amos. Y por un tercerlo los “pueblos soberanos” esclavos de la UE, dispuestos a financiar sin saberlo el negocio de las mafias… y sus socios inevitables. Bueno, y con suerte algunos de los «recursos humanos psicópatas» del chiringuito del yayo ruso.
Elías es un hombre feliz. Elías es un ecologista concienciado escrupulosamente con el cuidado del planeta. Elías hace años que no utiliza plásticos; ni siquiera tiene tarjeta de crédito porque utiliza un reloj que gestiona dinero.
Está muy contento desde que pudo comprar un magnífico coche eléctrico.
Eías está viajando ahora en avión. Va en uno de los avioncitos que se ven llegando a Santa Lucía, ahí, abajo y un poco a la derecha de Puerto Rico.
El avión de Elías es uno amarillo que está ya casi en Santa Lucía
Encontró un billete a buen precio. Ayer salió por la tarde de Madrid en una Airbus A320 hacia Heathrow, esperó allí unas 12 horas y luego tomó un avión enorme, un Boeing 777 hacia Hewanorra, en Santa Lucía, a donde llegará hacia las 15 horas de hoy.
Pero el viaje merece la pena. Va a reunirse con su mujer, que viaja en un crucero que también está a punto de llegar a Santa Lucía. Hace el viaje con su mamá (una antigua promesa que le hizo) y van en un crucero precioso con 2.150 pasajeros ¡y 728 tripulantes! ¡una pasada!.
El barco con la suegra y la mujer de Elías es uno de los de color rosa casi en Santa Lucía. Los barcos de color rosa son cruceros, los otros son mercancías, petroleros, contenedores y esas cosas.
Para entretenerse durante el viaje, Elías, preocupado por el medio ambiente, hace cálculos. Los dos aviones en los que ha viajado iban petados de gente. El Airbus A320 llevaba 211 pasajeros y estimó unos 9 truipulantes. 220 personas que cada una deja una huella media de CO2 estimada de 285 grs/kilómetro, y calculando unos 1.300 Km. de Madrid a Londres serían unos 81.510.000 gramos, ¡unas 80 toneladas de CO2! ¡¡y hay más aviones en vuelo !!.
Elías está horrorizado. Casi no se atreve a calcular el vuelo del Boeing que, afortunadamente solo llevaba 293 pasajeros. Calculó unos 15 tripulantes y unos 6.500 kilómetros, de modo que… a ver… 308 x 285 x 6.500… 570.570.000 gramos ¡¡¡ más de 500 toneladas de CO2 solo su avión !!!. Piensa en el número de Boeings cruzando el Atlántico y cruza los dedos deseando que no lleven más de 10 0 12 pasajeros cada uno.
Presa de una súbita bajada de presión arterial, Elías se queda adormecido. Pero en el sueño le asalta la pesadilla de la contaminación de los barcos ¡miles de enormes barcos! ¡y muchos llevan contenedores en vez de personas!.
Elías se despierta con un sudor frío. Recuerda haber leído que 200 cruceros medios en un año generaron más de 100.000 toneladas de óxido de nitrógeno ¡¡ sin contar petroleros, cargueros, pesqueros… !!, y que una sola compañía (Carnival nosequé) englobando varias empresas emitió casi 10 veces el total de óxido de azúfre que generaron los 260 millones de coches de la UE, Islandia, Noruega, Montenegro y Groenlandia.
¡ Y tienen que volver a Madrid !.
Menos mal que en pocos años no solo los millones de coches sino todos lo aviones y barcos funcionarán con motores eléctricos ¿quizá eólicos pero con fabricación menos contaminante que la de los aerogeneradores actuales? ¡Ojalá!.
Será una maravilla ver los aviones en los aeropuertos y los barcos en los puertos enchufados cargando sus baterías. Elías sonríe ilusionado.
Él sabe que los líderes que han creado la Agenda 2030 lo van a conseguir. Si, muchas baterías… muy grandes… ¿de dónde saldrá tanto litio o lo que sea?… pero seguro que ellos pueden. Hay muchos planetas que ya están a tiro de piedra como aquél que dice.
Los líderes siempre lo han dicho. Hay que confiar. Y Elías pone su granito de arena.
Al PSOE le falló primero la operación de fagocitar la Región de Murcia o la de Castilla y León. Luego, aparentemente también la Comunidad de Madrid. Aparentemente.
El supuesto acoso y derribo de Isabel Díaz Ayuso bien pudo ser, en realidad, el amago de un gambito de dama para llevarse por delante el barbudo rey del PP, pero tal vez la jugada iba mucho más allá de cobrar una pieza sin valor como Pablo Casado.
Al PSOE no le interesa descabezar algo que ya lo está, el objetivo que realmente interesa al PSOE parece Galicia. El PSOE considera más rentable para sus intereses inmediatos apoderarse de las comunidades una a una que emplear esfuerzos en laminar a un partido terminal; y para ello tenía que sacar al rey gallego de su profundo enroque. La estrategia de Murcia pecó de simple y en Castilla y León no ofrecieron al campo lo que demandaba. La jugada maestra ha sido hacerle hueco a Feijoó en el centro del tablero para que abandonase el enroque tras su parroquia gallega. Casado ni se enteró de que jugó un gambito de dama con las piezas del contrario. Los peones gallegos son feligreses de parroquia única. Ellos votaban Feijoó, no PP, que ya puede despedirse de Galicia.
Hoy me he despedido de 8 terrazas de bares/cafeterías del centro de Madrid, «pa simpre del tó» ante la imposibilidad de tomar un café en cualquiera de ellas, aunque había mesas libres. Los motivos para no poder tomar un café en ellas tenían una cierta variedad: «no tenemos café», «la máquina está rota», o simplemente tenías que entrar al bar, esperar la cola de la barra, servirte tu mismo y que al salir la mesa no estuviese ocupada, en aras de esa característica tan española de contratar el menor número de empleados para ese sector del turismo, y preferentemente y de forma habitual sin una formación mínima con el propósito de gastar poco y ganar mucho.
Siendo cierto que de forma científicamente indemostrable los gobernantes de nuestro reino y virreinos, se han otorgado la condición de pontífices sanitarios para declarar la hostelería (clave del cada vez menor sostén económico turístico) como lazaretos, empeñados en cargarse el negocio del todo, tampoco es menos cierto que en cuanto les han ofrecido colaborar con el Régimen para aliviar su riesgo, les ha faltado tiempo para decir un si entusiasta.
Quizá una de las variantes de pandemia más devastadora que padecemos en España sea la variante Misery, que colabora activamente en la destrucción del tejido económico del país. Su principal característica es la utilización de actitudes miserables de determinados sujetos que, ante la adversidad, no dudan en sacrificar a otros individuos a cambio de alguna ventaja o privilegio.
Los síntomas de Misery coinciden con los que años atrás afectaba a quienes buscando alguna ventaja o privilegio, se convertían en «policías de camaradería», los tristemente famosos kapo en los campos de concentración nazis. Eran reos de los gobernantes igual que los demás pero se prestaban a colaborar con el opresor como guardianes de sus órdenes, para obtener beneficio. Eso es exactamente lo que recuerdan los taberneros dispuestos a ejercer de policías decamaradería con el Régimen, saltándose la Constitución vigente, el RGPD y hasta el derecho de admisión con la peregrina idea de que es «su deber» pisotear los derechos y libertades de los demás con el vano intento de evitar que el Régimen los arrase del todo.
De regreso a casa y considerando la situación, vinieron a mi mente personajes tan variopintos como un admirable filósofo, un psicólogo social, otro psicólogo y un genial actor.
El filósofo observó que el miedo colectivo estimula el instinto de la manada y tiende a producir ferocidad hacia aquellos que no son considerados como miembros de la manada.
El psicólogo social concluyó con un experimento que, quienes no tienen la habilidad ni el conocimiento para tomar decisiones, especialmente ante una crisis, transferirán la toma de decisiones al grupo y su jerarquía, convirtiéndose el grupo es el modelo de comportamiento de ellos.
El segundo psicólogo, aplicando el experimento anterior determinó que la esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una persona se mira a sí misma como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y por lo tanto no se considera a sí mismo responsable de sus actos.
Pero mi recuerdo final -y que más me satisfizo- fue para la nítida expresión de un genial actor que soltó en un momento en que la gente le causó una fenomenal orquitis: «¡A la mierda!».
Con las honrosas excepciones, que las hay, creo sinceramente que es a donde muchos «hosteleros» se están condenado a ir, actuando ahora como plañideras porque ni lo de ser kapos les va a servir para nada.